Rovirola: «Ha sido un placer y un orgullo defender este escudo»

El último día de mercado invernal, el Albacete y el centrocampista llegaron a un acuerdo para rescindir su vinculación y obtener la carta de libertad. Se marcha un futbolista que deja un gran recuerdo y sobre todo un currante que sacrificó su salud por conseguir devolver al Alba al fútbol profesional

En ocasiones el fútbol es ingrato y no entiende de justicias, eso sí, cuando lo das todo por un escudo, la recompensa llega en forma de mensajes de gratitud. Tal vez esos mensajes no sirvan de consuelo a Marc Rovirola, pero sí que le ayudarán para seguir su camino lejos del Albacete. El centrocampista vino al club blanco en Segunda B. Desde octubre y hasta principios de esta campaña, sufría unos terribles dolores en la cadera que le hicieron pasar por el quirófano un año más tarde.

A pesar de ello, Rovirola aguantaba toda la campaña pasada a base de infiltraciones y su aparición en el tramo final de Liga y en el play off, sirvió para que el Albacete encontrara el pulmón que necesitaba. Siempre trabajó en silencio y se ganó la titularidad con mucho sacrificio. El fútbol no fue justo con él, pues merecía jugar en Segunda con el Albacete.

Rovirola fue operado en septiembre y su baja en principio era para seis meses. Las ganas que el futbolista tenía de volver a calzarse las botas le hicieron recortar los plazos. Desde la vuelta del equipo de Navidad, el centrocampista ha entrenado al ritmo del resto de compañeros en busca de una oportunidad. Se encuentra totalmente recuperado y como en el Alba no iba a tener minutos, lo mejor era acordar una salida amistosa.

En los últimos días Rovirola ha recibido muchas muestras de cariño. El propio Enrique Martín indica lo siguiente antes de viajar a Lugo: «Marc es un profesional y un chico impresionante. El tiempo que ha entrenado aquí conmigo ha tenido un comportamiento muy bueno. Ha ido recuperándose y prácticamente ya está listo. Después de tanto tiempo sin jugar le deseo suerte para que encuentre algún club que le facilite su progresión. Es joven y tiene argumentos para poder ir a cualquier equipo».

En aupaalba.es hemos querido hablar con el futbolista antes de que vuelva a su casa y una vez más, su trato ha sido excepcional. A continuación os dejamos la entrevista que esta misma mañana hemos podido realizar a Rovirola en la Ciudad Deportiva:

Finaliza su etapa en el Albacete. ¿Qué le depara el futuro?

«De momento me voy a casa a desconectar. No ha salido nada, pero esperaré con paciencia a que salga algo interesante».

Se lleva un ascenso y el cariño de muchos aficionados, debe ser gratificante.

«Sabía que fichaba por un equipo grande. La voluntad de trabajo, el sacrificio y mi personalidad siempre van de la mano. He intentado siempre hacer lo máximo para ayudar al Albacete, al equipo y a la entidad. Siempre mirando al frente y de aquí de Albacete me llevo casi todo bueno. Es un club al que siempre estaré agradecido».

Vestir la camiseta del Albacete, ¿ha merecido la pena?

«Por supuesto. El año pasado fue un año increíble a todos los niveles. Subir en el Carlos Belmonte en una final de play off después de la ostia de Lorca fue espectacular, no tengo palabras. Este año ha sido más duro por la lesión. Estuve desde octubre del año pasado con molestias y jugaba siempre infiltrado. Casi toda la temporada infiltrado. Al final junto al doctor llegamos a la conclusión de que no podíamos seguir así. Cuando abrió en la operación me dijo que me olvidase de esta temporada, que iba para largo. Soy un poco cabezón con querer entrenar y he acortado la recuperación dos meses».

A pesar del dolor que arrastraba, sacrificó su salud por conseguir el objetivo. El aficionado es consciente y puede que los mensajes de cariño venga por todo eso.

«No sé si será por eso o no. Creo que es más por el trabajo. Al final hay muchos jugadores que siempre están tocados y no sale en la prensa. El que pueda leer o saber de esta lesión, sabrá lo que es. Venía a entrenar y pasaba tardes en casa sin poder moverme. Me tenía que coger la pierna incluso para levantarme. Todo con el objetivo de al día siguiente estar mínimamente bien para entrenar. El trabajo y el esfuerzo gusta a los aficionados, pienso que el cariño de la afición vendrá por eso».

La respuesta parece clara, pero ¿el mejor momento que Rovirola ha vivido en el Albacete?

«Está claro. Cuando pitó el árbitro el final del partido contra el Mestalla, cayó la lágrima típica de emoción. Además, te quitas de encima un peso muy grande porque teníamos mucha responsabilidad. El Alba es un club muy grande y no puede estar en Segunda B, mínimo en Segunda o incluso en Primera. Sin duda alguna el pitido en la final del play off. Incluso añadiría el partido disputado en Mestalla, tengo muy buenos recuerdos de ahí».

… Y ¿su peor momento?

«Cuando termina la temporada y sé que lo he dado todo. Tenía satisfacción, pero sabía que tocaba pasar por el quirófano. El doctor me comunicó que la cadera estaba más jodida de lo que se pensaba. Ahí me vino un poco el bajo por la lesión de cadera».

Tras el ascenso, ¿tal vez le quede la espinita clavada de no jugar con el Alba en Segunda?

«Sí, está claro. Tenía una ilusión tremenda de seguir aquí. Me dijeron que me olvidase de esta temporada, después me indicaron que como mínimo estaría seis meses de baja y al final he reducido dos meses más. El doctor me decía que ponía en riesgo mi salud por acortar el tiempo de recuperación. He arriesgado para entrenar y ver si podía tener oportunidades. Al final en el fútbol se toman decisiones y me queda una espinita clavada. Al club seguro que le va perfecto y ha ganado un aficionado más».

Ha vivido un cambio institucional, ¿qué le ha parecido?

«El año pasado, con José Miguel Garrido se hicieron las cosas bien. Hizo un equipo para subir, se consiguió. Este año se está dando continuidad al proyecto y se nota que se están mejorando las cosas. Por ejemplo, están arreglando el Belmonte, el césped, la Ciudad Deportiva. Esta nueva gente viene con ganas, motivados y se pueden hacer cosas muy bonitas».

¿Qué hará ahora Marc Rovirola?

«Ahora esperaré a ver si llega alguna llamada para poder competir durante este medio año. Desde el partido del ascenso no juego, ni compito. Sino tendría que entrenar con algún equipo para prepararme para la temporada que viene».

Pero, que quede claro que está recuperado de la operación…

«Sí, estoy recuperado al cien por cien. El míster quería que siguiera entrenando pero por tema de contratos es inviable. Ahora a esperar para ver si sale alguna cosa y de lo contrario, tocará esperar al año que viene y cogerlo con ganas».

Han pasado muchos compañeros, ¿con cuál se queda?

«Me quedo con casi todos. El año pasado fue increíble, pero si tengo que dar un nombre, te diría Alberto Piernas que es un tío que me ha ayudado mucho, al igual que los médicos y los físios. Compañeros con muchos, tal vez pasara mas horas con Eloy Gila, pero me quedo con todos».

Vimos su carta de despedida, pero queremos un mensaje de despedida de Rovirola para la afición del Alba.

«Muchas gracias por todo. He sentido un cariño muy especial. Han ganado un aficionado más. Gracias también por su apoyo y por estar siempre ahí. Deben seguir apoyando al equipo que seguro en un futuro no muy lejano les va a dar muchas alegrías. Ha sido un placer y un orgullo defender este escudo. Espero que pronto vistiendo esta camiseta u otra, pueda volver a pisar el Carlos Belmonte del que siempre guardaré un buen recuerdo».

No habrá que descartar una segunda oportunidad en el Alba…

«Me encantaría. Es un club señor y en la ciudad he estado muy a gusto. Cualquier jugador querría estar en un club así».

La afición del Alba no olvida y el nombre de Rovirola queda grabado en la historia del club. De alguna forma ayudo para devolver al equipo al fútbol profesional.

«Yo y todos mis compañeros. El año pasado trabajamos muy duro y el final fue complicado, porque las victorias no llegaban en el último tramo. Salió muy bien, como tenía que salir, porque el trabajo estaba ahí. La gente después nos ayudó mucho en el play off. Sin ellos, sin el apoyo de la afición en Mestalla o  en el Belmonte, hubiera sido todo mucho más complicado».

 

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